Guerras Apache, 1858 - 1861
Testimonio del Sheriff Staka
Old Carucedo, 15 de Septiembre de 1.865
Si me hubiesen dado un centavo por cada vez que he tenido que contar esta historia, rellenaría mis cartuchos con algo más que posta lobera. El caso es que cuantas más veces la cuento, mejor la recuerdo, y hay historias que merecen recordarse. Yo era un alguacil novato al servicio del gran McRodio, sheriff y amigo íntimo de Jake O'Bennet; aprendí mucho con ese viejo bastardo. Después de unos años de calma y prosperidad, no se les ocurre otra cosa a esos zarrapastrosos apaches que presentarse aquí… Caterva de gañanes. Dicen que venían del sur, de México, porque otros apaches los habían expulsado de sus tierras. Menudos perlas, ni los suyos los aguantan. Y vienen a darla aquí, los celebatos. Creo que sólo un tal Amancio las preparaba así. Menudo cabreo. Debían de ser dos docenas de enloquecidas ratas sarnosas a caballo. Empezaron a degollar colonos, cundió el pánico por la zona y, como diría el gran Steel Cross, “eso no podía ser”. Ese viejo tozudo de McRodio empezó a combatir con mano firme a esos haraganes, pero parecían demonios, hijos del mismísimo Satanás sacados del quinto infierno. Poco a poco, los ganapanes fueron reventando, y cedieron terreno hasta que parecía que no iban a molestar de nuevo. Pero no estaban muertos, estaban de parranda. Ese puñado de descamisados malolientes estaba preparando un golpe final contra el pueblo, y contra McRodio. Asaltaron una noche la casa del viejo , y allí murió el mejor sheriff que ha tenido y tendrá esta ciudad, revólver en mano y cadáveres a los pies. Con dos cojones. Esa misma mañana salí con dos voluntarios a la caza de esos energúmenos. Fdo. Sheriff Staka |